domingo, 28 de septiembre de 2014

Ecorregiones de la Argentina IV: El Espinal. El Distrito del Ñandubay o Montielero

Esta formación fue conocida con diferentes nombres como el de Subformación del Monte Oriental que le diera Holmberg en 1898, Monte periestépico que le dio Freguelli en 1941 y el de Bosque Pampeano que le otorgó Parodi en 1945. En realidad la comprensión del Espinal como una formación natural singular y con el carácter que hoy la entendemos es mérito de Ángel Lulio Cabrera quien en 1951, 1953 y 1976 le otorgó este nombre uniendo tres tipos de bosque alternados con abras de pastos que hasta allí muchos consideraban formaciones distintas. Por eso los nombres que citamos en primer término no eran sinónimos absolutos, sino sólo parciales, de la ecorregión actual del Espinal.

La misma, como un gran arco, rodea por completo la llanura pampeana o mejor dicho la formación o ecorregión del pastizal pampeano que, como sabemos, se caracterizaba principalmente por su carencia total de árboles. Entre los boques del Chaco y este pastizal,  el Espinal aparece como una especie de gran zona de transición o como alguien dijera, una especie de "Chaco empobrecido", con mucho menos variedad de árboles y carente de los quebrachos colorados del género Schinopsis.
Por esto es que hasta hoy no hay un total convencimiento de su valor como una ecorregión o provincia biogeográfica aparte y allí radica gran parte de su problema de conservación, ya que por eso se lo ha postergado u omitido en las políticas y prioridades de conservación, tanto oficiales como privadas. A favor de esa visión simplista del Espinal se alza un buen argumento, que si bien es mayormente cierto tiene sus excepciones, y es la pobreza de especies exclusivas tanto vegetales como animales, ya que la gran mayoría parecen prestadas del Chaco. Pero  esas pocas exclusividades, junto a un gran número de especies características (que son allí más abundantes que en ninguna parte) así como una fisonomía bastante particular vuelcan a nuestro entender la balanza a favor del criterio de Cabrera. Aunque trataremos por separado  los tres distritos o tal vez cuatro que él estableciera como parte de la misma provincia.
Distrito del Ñandubay
Pasando revista a los mismos surge el Distrito del Ñandubay, que folclóricamente merecería más el nombre de Distrito Montielero. Ocupaba gran parte del territorio entrerriano y el centro sur de Corrientes desarrollándose en esta última provincia en las lomadas del Pay Ubre especialmente en los departamentos de Esquina, Sauce, Curuzú Cuatiá, Monte Caseros, Paso de Los Libres, Mercedes y Goya aunque con manifestaciones más norteñas que pueden alcanzar el triángulo chaqueño del noroeste de Corrientes y el borde de los campos y malezales (Ver Ecorregiones Olvidadas I) rodeando por el sur y especialmente por el sudeste los esteros del Iberá.
En Entre Ríos la formación se asienta en un relieve ondulado como en Corrientes de lomadas o "cuchillas" y tenía su gran desarrollo en la misma zona donde hoy quedan sus principales relictos o manchones que es el centro norte entrerriano, donde de tan frondoso y tupido se le daba un nombre propio: la "Selva de Montiel". Técnicamente el nombre puede parecer incorrecto pero debe interpretarse que era una clara referencia a lo tupido e intrincado que llegaba a ser el monte con una buena cantidad de enredaderas y epífitas, sin olvidar que aparecían intercaladas buenas muestras de verdaderas selvas en galería (Ver Ecorregiones Olvidadas II) siguiendo el arroyo Feliciano y el río Gualeguay, entre otros.
Su verdadera área de distribución en la provincia en materia de discusión pero hay bastante acuerdo que con excepción del valle del Paraná y el gran sector que ocupa en esa provincia el delta entrerriano (Ver Ecorregiones Olvidadas III), este distrito habría cubierto casi la totalidad del territorio con excepción de una faja de pastizales paralela al río Uruguay en el este provincial, que algunos dicen que cubría la mitad sur de la provincia. La presencia de elementos montieleros en Victoria, Nogoyá, Médanos y Ceibas, por nombrar algunas localidades muy australes nos crean serias dudas de que en realidad el Espinal entrerriano no hubiera cubierto la mayor parte del territorio provincial. En los últimos años hasta se detectaron en las barrancas vecinas al delta en la provincia de Buenos aires árboles típicamente montieleros como el quebrachillo, el tororatay y el quebracho blanco y que muestran cuán lejos llegó esta formación.
Además es importante señalar que el río Uruguay no fue barrera para la misma y gran parte del territorio uruguayo estaba ocupado por este tipo de bosque que ingresaba incluso al extremo sudoeste de Río Grande do Sul en Brasil donde ha quedado como testimonio el Parque Natural Espinillo cerca de Uruguayana.
Para distinguirlo hablando de su botánica podríamos decir que es el Distrito del Ñandubay o Montielero el que incluye más especies en común con el Chaco, es especial con el Chaco Oriental. Por esto es el más biodiverso.
El Ñandubay
Su comunidad principal es el bosque de ñandubay y algarrobo que por lo general no superan los 10 m de altura incluyendo un estrato arbustivo y otro herbáceo. El ñandubay, si bien da nombre al distrito no es exclusivo de este y reaparece en el Chaco Oriental con el nombre de espinillo que tristemente se va imponiendo sobre su nombre guaraní que significa la "fruta del Ñandú", es decir, que come el ñandú. Ha sido muy buscado por su madera dura para construir postes y gran parte de la mesopotamia y la llanura pampeana se alambraron con sus troncos. Si bien llega a ser un árbol de 10 a 12 m de altura y 40 cm de diámetro esos ejemplares hoy son muy raros y más bien forma fachinales o arbustales bajos que  crecen muchas veces en manchones casi puros.
Especies acompañantes
Asociado a él aparece el algarrobo negro que cuenta con una variedad exclusiva de esta zona que alguna vez se creyó especie y que se conoce como algarrobo amarillo y otras leguminosas como el espinillo, aromito o santa fe y el chañar. También aparecen el molle o incienso, el tala, el quebracho blanco, que es prácticamente exclusivo de este distrito, el tororatay o palo cruz que se cubre de flores amarillas especialmente antes de las lluvias, el chalchal de frutos muy buscados por las aves, el guaraniná que alcanza gran desarrollo, el tembetarí o teta de perra de característico tronco espinoso y entremezclada y formando a veces manchones densos una palmera particular que reaparece cerca de las sierras de Córdoba conocida como caranday o carandilla y con cuyas hojas se fabrican escobas, alfombras, canastas y alguna vez las suelas de las alpargatas.
Formando un estrato arbustivo aparecen pequeños árboles como el sen del campo, el horquetero, el araticú, el guabiyú, el ñangapirí y el panil por sólo nombrar algunos, sin olvidar a varias especies de chilcas de diferentes géneros.
Entre los cactus sobresalen los cardones, que llegan a competir en tamaño con los árboles, varias especies de tunas y el cola de gato de forma cilíndrica y llamativas flores rojas.
En el estrato herbáceo hay una gran variedad de pastos o gramíneas y aparecen el chaguar o caraguatá junto al falso caraguatá o carda, que aunque tienen cierto parecido externo pertenecen a distintas familias. En lugares muy sombríos pueden aparecer begonias y numerosos helechos. Finalmente formando un nivel aparte pero uniendo los diferentes pisos, se dan cita numerosas enredaderas como el peine de mono, la pasionaria, el cabello de ángel y la zarzaparrilla blanca, entre otras.  En los troncos muchas veces hay densas comunidades de claveles del aire y de helechos epífitos y cactus del género Rhipsalis a los que se le da indistintamente el nombre de "suelda-con-suelda".
Otras comunidades que se dan cita en esta área y que si bien no llegan a ser exclusivas merecen una mención por su importante desarrollo, son los palmares de yatay o palma real, que crecen asociados a suelos arenosos y, a veces, con el subsuelo rocoso a poca profundidad. Aparece en densos manchones en localidades bien distantes como Colón y Concordia en el este entrerriano, Federal en pleno Montiel, donde forma palmares mixtos con la carandilla; Goya, el Parque Nacional Mburucuyá ya en pleno Chaco Oriental y así deben entenderse sus apariciones en el este de Formosa, Chaco y en Berna en el noreste de Santa Fe. Existen otros manchones mesopotámicos como uno ubicado al oeste de Villaguay en Entre Ríos, pero muchos desaparecieron y por eso se duda de su presencia histórica en el sur de Misiones.
A veces, esta alta palmera de 10 m de altura con frutos dulces y comestibles, permite que crezcan dispersos bajo su sombra el molle, el curupí, el tala colorado, el ubajay, las chilcas y el mío-mío posibilitando el desarrollo además  de un denso tapiz herbáceo muy variado.
Otra comunidad limitada al sur de Entre Ríos, en la zona de dunas naturales, es una asociación entre dos gramíneas: el espartillo o pasto amargo y el tupe, que tiene poderosos rizomas que la vuelven ideal para fijar la arena. También se intercala como otra comunidad sobre suelos arenosos húmedos el pajonal de paja colorada que puede verse como un mensajero de los campos y malezales avanzando hacia el sur. Finalmente otra comunidad detectada son las praderas de Paspalum Axonopus aunque el botánico Martínez Crovetto que la describió, sospechaba que podría tratarse de una comunidad inducida por el pastoreo de ganado que destruye los pajonales.
La Fauna
En cuanto a la fauna, este distrito incluye una gran variedad de especies de anfibios, reptiles, aves y mamíferos pero, como ya dijimos, casi todas compartidas con las ecorregiones vecinas y principalmente con el Chaco. Recientemente la comadrejita de esa zona fue distinguida como una especie aparte: Thylamys citellus (Ver Sorpresas entre las comadrejas enanas de la Argentina).
Destacándose entre otros mamíferos característicos el guazuncho o corzuela parda, el zorro de monte, el aguará popé u osito lavador que gracias a este ambiente llegan muy al sur, habiéndose hallado los dos últimos recientemente en la provincia de Buenos Aires. Otras especies que bajan desde el norte siguiendo esta formación son el tatú poyú conocido aquí como peludo y la mulita grande. También debemos mencionar por ser comunes el carpincho, el cuis grande, la vizcacha, el zorrino y el hurón menor, entre otros.
Las aves son las más beneficiadas con este refugio tupido y espinoso que alberga comida y lugares para anidar. Tal vez la más reconocida  aunque no exclusiva, casi emblemática de la región, sea el cardenal amarillo que sufre serio riesgo de extinción por la presión de los pajareros y la destrucción del ambiente. Mucho más comunes son el cardenal común, el pepitero de collar, el pepitero gris, la tacuarita azul, el cacholote castaño, el chinchero chico, el chinchero grande, el curutié blanco, el coludito copetón, el chotoy, el espinero chico, el crestudo, el leñatero, la bandurrita chaqueña, los burlistos y mosquetas de varias especies, la monjita blanca, el suirirí común, el tuquito gris, los fíofíos, los piojitos, el zorzal chalchalero, el juan chiviro, el naranjero, el carpintero lomo blanco, el carpintero blanco, el carpinterito común, el carpintero del cardón, el carpintero bataraz chico, varios picaflores, el caburé chico, el alicucu común, el pirincho, el crespín, la cotorra, la yerutí común, la paloma manchada y, entre las rapaces, desde el águila coronada hasta el taguató común pasando por el carancho, el halconcito gris, el aguilucho colorado, el gavilán mixto, etc.. En los bajos resuena el canto del ipacaá y el chiricote y en los bañados no es raro el pato cutirí. En las abras de pasto están presentes el ñandú, el inambú común y la colorada. Como una peculiaridad hay una población aislada de una pava de monte típicamente chaqueña: la charata, en el sur de Corrientes y extremo norte de Entre Ríos.
Los problemas
Como gran problema común a todo el espinal, su vecindad a la fértil llanura pampeana fue la causa principal del reemplazo del ambiente que pudo convivir con la ganadería cuando no resulta muy tupido y más bien se lo veía como un refugio para el ganado. Pero la fertilidad de su suelo unido a la ocupación del total de la llanura pampeana provocó su reemplazo, el que es especialmente grave en territorio entrerriano, pudiendo resistir mejor en el sur correntino aunque en los últimos años la tendencia al desmonte también allí se aceleró. Todos los otros problemas como la tala selectiva, la caza furtiva, la contaminación, etc., son menores al lado de este e incluso algunos, como el fuego, al menos en la comunidad de los palmares son un pulso natural que bien administrado puede ser positivo. Lo hecho hasta ahora para su preservación es, a todas luces, insuficiente y tristemente la Reserva de Uso Múltiple Provincial Selva de Montiel en Entre Ríos con cerca de 70 mil ha y creada en el 2005 no pasan de ser una buena intención. Dentro de ella existe una Reserva Privada, El Rincón de 2.098 ha de superficie y creada el mismo año, pero se impone que la provincia adquiera una superficie para crear un núcleo protegido.
Fuera de esto y a pesar de numerosas reservas privadas y municipales creadas con las mejores intenciones pero con superficies insignificantes nos parece sí digna de destacar el Parque Provincial Gral. San Martín de unas 500 ha en las puertas de Paraná, la capital provincial, que conserva una buena muestra de espinal y el Parque Nacional El Palmar de 8.500 ha que sabiamente la Nación adquirió en 1965 para proteger una comunidad vegetal curiosa. Si bien este parque  cumple esa función por el tipo de suelo la expresión del espinal típico allí es más bien marginal por lo que podemos decir que ampara bien sólo una comunidad del distrito pero no su máxima expresión que sigue estando en los departamentos Federal, La Paz y Feliciano. En Corrientes casi nada se ha hecho por su conservación y sólo ingresa marginalmente en los bordes de Iberá en la Reserva Privada Rincón del Socorro y en los palmares y espinillares del Parque Nacional Mburucuyá pero en la enorme superficie de los departamentos nombrados al comienzo del artículo ni siquiera se pudo conseguir la creación de reservas privadas de alguna importancia aunque existan manchones más que interesantes para preservarlo y la provincia debería también estudiar, llegado el caso, la necesidad de una expropiación.
El paisaje que albergó a "Calandria", el célebre matrero del Montiel y que vio pasar al venerado Gaucho Gil bien que merece una oportunidad de ser preservado para entender el por qué de su leyenda y misterio.
Especies vegetales mencionadas en el texto:
Algarrobo negro: Prosopis nigra
Algarrobo amarillo: Prosopis nigra var. ragonesei
Araticú: Rollinia emarginata
Begonias: Begonia spp.
Cabello de ángel: Clematis spp.
Caranday o carandilla: Trithrinax campestris
Cardones:  Cereus sp.
Chaguar o caraguatá: Bromelia sp.
Chañar: Geoffroea decorticans
Chilcas:  Baccharis spp., Eupatorium spp.
Claveles del aire:  Tillandsia spp.
Cola de gato: Cleistocactus baumanni
Curupí: Sapium haematospermun
Espartillo o pasto amargo: Elionurus muticus
Espinillo, aromito o santa fe: Acacia caven
Falso caraguatá o carda:  Eryngium spp.
Guabiyú: Myrcianthes  pungens
Guaraniná: Sideroxylon  obtusifolium
Helechos epífitos: Microgramma sp.
Horquetero: Tabernaemontana australis
Mío-mío: Baccharis coridifolia
Molle o incienso: Schinus longifolius
Ñandubay: Prosopis affinis
Ñangapirí: Eugenia uniflora
Paja colorada: Andropogon lateralis
Pañil: Buddleja globosa
Pasionaria:  Passiflora coerulea
Peine de mono: Pithecoctenium cynanchoides
Quebrachillo: Acanthosyris spinescens
Quebracho blanco: Aspidosperma quebracho-blanco
Suelda-con-suelda:  Rhipsalis spp.
Sen del campo: Senna corymbosa
Tala: Celtis tala
Tala colorado: Xylosma venosum
Tembetarí o teta de perra: Fagara hyemalis
Tororatay o palo cruz: Tabebuia nodosa
Tunas:  Opuntia spp.
Tupe: Panicum urvilleanum
Ubajay: Hexachlamys edulis
Yatay o palma real: Butia yatay
Zarzaparrilla blanca: Smilax campestris
Especies animales mencionadas en el texto:
Aguará popé u osito lavador: Procyon cancrivorus
Águila coronada: Harpyhaliaetus coronatus
Aguilucho colorado: Heterospizias meridionalis
Alicucu común: Megascops cholibus
Bandurrita chaqueña: Upucerthia certhioides
Burlistos: Myiarchus spp.
Caburé chico: Glaucidium brasilianum
Cacholote castaño: Pseudoseisura lophotes
Carancho: Caracara plancus
Cardenal amarillo: Gubernatrix cristata
Cardenal común: Paroaria coronata
Carpincho: Hydrochoerus hydrochoeris
Carpintero bataraz chico: Picoides mixtus
Carpintero blanco: Melanerpes candidus
Carpinterito común: Picumnus cirratus
Carpintero del cardón: Melanerpes cactorum
Carpintero lomo blanco: Campephilus leucopogon
Colorada: Rhynchotus rufescens
Charata: Ortalis canicollis
Chinchero chico: Lepidocolaptes angustirostris
Chinchero grande: Drymornis bridgesii
Chiricote: Aramides cajanea
Chotoy: Schoeniophylax phryganophila
Coludito copetón: Lestapthenura platensis
Comadrejita montielera: Thylamys citellus
Cotorra: Myiopsitta monachus
Crespín: Tapera naevia
Cuis grande: Cavia aperea
Curutié blanco: Cranioleuca pyrrhophia
Espinero crestudo: Coryphistera alaudina
Espinero chico: Phacellodomus sibilatrix
Fiofíos: Elaenia spp.
Gavilán mixto: Parabuteo unicinctus
Guazuncho o corzuela parda: Mazama gouazoupira
Halconcito gris: Spiziapteryx circumcinctus
Hurón menor: Galictis cuja
Inambú común: Nothura maculosa
Ipacaá: Aramides ypecaha
Juan chiviro: Cyclarhis gujanensis
Leñatero: Anumbius annumbi
Monjita blanca: Xolmis irupero
Mosquetas: Phylloscartes ventralis, Lathrotriccus euleri,Myiophobus fasciatus, Todirostrum margaritaceiventer
Mulita grande: Dasypus novemcinctus
Naranjero: Thraupis bonariensis
Ñandú: Rhea americana
Paloma ala manchada: Patagioenas maculosa
Pato cutirí: Amazonetta brasiliensis
Pepitero de collar: Saltator aurantiirostris
Pepitero gris: Saltator coerulescens
Piojitos: Serpophaga spp.
Pirincho: Guira guira
Suirirí común: Suiriri suiriri
Tacuarita azul: Polioptila dumicola
Tuquito gris: Empidonomus aurantioatrocristatus
Taguató común: Rupornis magnirostris
Tatú poyú: Euphractus sexcinctus
Vizcacha: Lagostomus maximus
Yerutí común: Leptotila verreauxi
Zorrino: Conepatus chinga
Zorro de monte: Cerdocyon thous
Zorzal chalchalero: Turdus amaurochalinus
Fuente: http://www.losquesevan.com/
PUBLICADO SEGÚN AUTORIZACIÓN DEL AUTOR (Copyright © Los que se van 2009-2014. Prohibida la reproducción total o parcial sin la autorización del autor.)

viernes, 26 de septiembre de 2014

Esta primavera, regalá y plantá nativas.

Las plantas nativas de cada región son la base a partir de la cual se conforman las redes que unen a la flora y la fauna, y además dan identidad a cada ambiente. Así es como podemos reconocer selvas, palmares, montes, bosques, bañados, pastizales, estepas, y cada uno tendrá sus plantas y animales típicos. 
Las aves están íntimamente ligadas al ambiente en el que habitan, ya que se asocian directamente a la flora polinizando flores y dispersando frutos. En ella además encuentran refugio, material y soporte para construir sus nidos, y en muchos casos las aves se transformarán en controladores naturales de las mismas plantas comiendo sus semillas y brotes.


Fuente: http://www.avesargentinas.org.ar/12/05-plantas_y_aves.php